History

El Restaurante 1800 fue abierto el 13 de mayo de 2012, en la otrora casa de vivienda marcada con el número 113 de la calle Ramón Pintó. Antes de su apertura el inmueble tuvo que ser sometido a intensas labores de restauración y rehabilitación, con el objetivo de restituir muchos de sus encantos originales y hacerlo funcional para el nuevo uso.
De primera instancia, el restaurante adquiere su nombre debido a que la propiedad de la casa refería su construcción en el año 1800; y aunque luego se comprobó que había sido levantada mucho antes, el establecimiento mantuvo la denominación.
Su dueño, Edel Izquierdo Fernández, a solo 2 años de haber abierto el restaurante, acomete su ampliación hasta cubrir la superficie total, que en sus orígenes, parece haber ocupado la vivienda en tiempos de la colonia. Con esta acción dotó al 1800 de condiciones y espacio suficiente para acoger eventos sociales de diversa índole; sin atentar contra la calidad y el confort.
El Restaurante privado 1800, tal y cual puede el visitante disfrutarlo hoy, reabrió sus puertas el 2 de febrero de 2014 (luego de concluida su ampliación), como regalo a los 500 años de la ciudad de Camagüey.
A pesar de su corto periodo de operaciones, el Restaurante 1800 exhibe con orgullo un sólido prestigio y reconocimiento en el sector turístico, avalado por el retorno y la preferencia de varias agencias de viajes. Sitios como Trip Advisor, e importantes publicaciones sobre turismo y negocios como la Guía Lonley Planet y las revistas Hosteltur, Excelencias y Cuba Contemporánea; han reseñado su glamur y exquisita oferta.
Inmueble del Restaurante 1800: Reseña Histórica
Hacia el siglo xvii, según documentos consultados en el Archivo Histórico Provincial, el inmueble donde se encuentra ubicado el Restaurante 1800 era solo una casa de madera y guano con frente hacia la antigua calle Asunción, «haciendo costado a la plazuela del santo patriarca de San Juan de Dios». No obstante, sus primeras referencias oficiales ante notario datan del 7 de mayo de 1729. Su primer propietario fue Diego Marín de Sepúlveda, quien a su vez haría sesión de la propiedad a su hijo José Rubio Marín.
La casa constituye un valioso exponente del periodo colonial, cuya expresión formal deja ver la huella de las Ordenanzas Municipales promulgadas en 1856, cuando se prohíbe en la ciudad la utilización de los tradicionales aleros; reglamentándose además el tratamiento y disposición de vanos y otros elementos de fachada, según las concepciones neoclásicas imperantes en el siglo xix cubano.
El nombre del restaurante constituye una alegoría al periodo transicional entre los siglos xviii y xix, centurias en las cuales se definieron elementos esenciales de la arquitectura, la cultura, la historia y la idiosincrasia principeña.